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¿Qué debemos saber de la erisipela?
¿Qué es la erisipela?
La erisipela es una infección bacteriana aguda que afecta principalmente la piel y el tejido subcutáneo superficial, especialmente en zonas como la cara y las piernas. Es causada principalmente por bacterias del grupo estreptococo, en concreto el Streptococcus pyogenes, aunque también pueden estar implicadas otras bacterias como el Streptococcus agalactiae o incluso Staphylococcus aureus en algunos casos.
Esta infección suele iniciarse cuando hay una herida, úlcera o picadura por donde entra la bacteria y se expande localmente, provocando inflamación.
¿Cuáles son los síntomas de la erisipela?
La erisipela se manifiesta de manera rápida y con síntomas llamativos, tanto locales como generales:
Síntomas locales:
- Enrojecimiento bien delimitado de la piel, que se extiende progresivamente.
- Hinchazón y calor local en la zona afectada.
- Dolor o sensación de ardor.
- Lesión con bordes elevados, que distingue a la erisipela de otras infecciones cutáneas como la celulitis.
- En algunos casos puede haber ampollas o incluso pequeñas áreas de necrosis si la infección es severa.
Síntomas generales:
- Fiebre alta (más de 38,5 °C).
- Escalofríos.
- Malestar general o cansancio.
- En casos avanzados, puede afectar a todo el cuerpo. Esto suele ocurrir en personas mayores o inmunocomprometidas.
¿Qué pruebas se realizan para diagnosticar la erisipela?
El diagnóstico de la erisipela se basa en la observación de los signos y síntomas descritos. Sin embargo, en algunos casos, el dermatólogo puede solicitar ciertas pruebas para confirmar o descartar otras afecciones:
- Exámenes de sangre, para observar si hay un aumento de los glóbulos blancos (esto ocurre cuando hay infecciones) y elevación de marcadores inflamatorios.
- Cultivo de la herida o ampolla, para identificar el patógeno responsable.
- En casos de duda, puede ser útil una ecografía para descartar abscesos o trombosis venosa profunda.
¿Cómo se puede prevenir la erisipela?
La prevención de la erisipela se basa en evitar que las bacterias tengan acceso a través de lesiones en la piel. Algunas medidas preventivas recomendables son:
- Mantener una buena higiene de la piel, especialmente en personas mayores o con movilidad reducida.
- Tratar adecuadamente infecciones fúngicas, como el pie de atleta, que puede actuar como puerta de entrada.
- Cuidar las heridas o úlceras cutáneas, desinfectándolas y cubriéndolas correctamente.
- Controlar enfermedades predisponentes como diabetes, insuficiencia venosa crónica o linfedema.
- En personas con episodios recurrentes, el médico puede indicar profilaxis antibiótica a largo plazo.
¿Cuál es el tratamiento de la erisipela?
El tratamiento debe iniciarse lo antes posible para evitar complicaciones. Se recetan:
- Antibióticos. Se suele utilizar la penicilina, ya sea por vía oral o intravenosa según la gravedad. Si existe alergia, se pueden usar otros como la eritromicina o clindamicina.
- En casos graves o con fiebre alta, se requiere hospitalización y antibióticos por vía no oral.
- Reposo con la extremidad elevada, si la infección está en las piernas.
- Uso de antiinflamatorios o analgésicos para aliviar el dolor.
- Control de enfermedades subyacentes, como diabetes.
La duración del tratamiento varía entre 7 y 14 días, según la evolución clínica del paciente.
¿Cuáles son las posibles complicaciones de la erisipela?
Aunque suele responder bien al tratamiento, la erisipela puede presentar complicaciones si no se trata adecuadamente o si hay factores de riesgo:
- Recurrencia, es común en pacientes con daño linfático o venoso crónico.
- Abscesos o acumulaciones de pus bajo la piel.
- Tromboflebitis (inflamación de las venas).
- Sepsis o infección generalizada, en casos graves o con tratamiento tardío.
- Linfedema crónico, especialmente tras múltiples episodios.
Por ello, es fundamental tratar cada caso de forma individual y hacer seguimiento, en especial en pacientes con enfermedades crónicas o antecedentes de erisipela.